Oscuros, de Lauren Kate


«PREDESTINADOS A ENCONTRARSE, CONDENADOS A PERDERSE...»
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El prólogo del libro comienza en Helson, en 1854, donde un joven intenta huir de la chica a la que ama por una razón desconocida. La historia empieza con él dibujándola en su habitación, lo único que se podía llevar consigo de ella. En esto, la joven aparece y quiere irse con él. En un intento desesperado de resistirse a ella, finalmente el chico sucumbe a sus labios y la besa. La chica muere casi al instante, cuando unas sombras bajan hacia ellos...

En el primer capítulo, Luce se convierte en la narradora principal de la historia. Es una chica peculiar que acaba de instalarse en el reformatorio de Espada y Cruz; ve una especie de sombras espantosas y sus padres deciden, tras un frustante accidente, situarla ahí. Es un lugar frío y sus primeros días allí no son una maravilla. 

Se hace, con rapidez, amiga de Arriane, una chica alocada, y de Penn, que se encuentra ahí por ser la hija del ex director, fallecido unos años atrás. De la misma manera, encuentra a gente que no le es agradable, como Molly y Gabbe.

Cam, un chico que entra de nuevo a Espada y Cruz el mismo día que Luce, hace todo lo posible para enamorarla y ella, sin embargo, siente una extraña conexión y atracción hacia Daniel, el cual le hizo un gesto obsceno en su primer día de clase. Ella, con ayuda de Penn, intentan averiguar más sobre Daniel; Luce tiene la fuerte sensación de conocerle y no sabe por qué. Desde ese momento, cosas raras ocurren en ese reformatorio. Desde sombras corriendo por los rincones oscuros, hasta asesinatos; desde sueños con Daniel surcando los cielos hasta una guerra entre ángeles. 

Un día, Daniel rescata a Luce de una especie de cita con Cam, en la que había perdido un poco el control, en un bar no muy lejos del reformatorio. Terminan cerca de la costa y, Daniel, rendido, la besa. Actúa de forma extraña a ver que ella continúa junto a él y se derrumba. Posteriormente, él le cuenta parte de la verdad, demasiado monumental para digerirla en un momento: están malditos. Ella permanece destinada a reencarnarse cada diecisiete años, viviendo diversas vidas en las cuales siempre se enamora y encuentra a Daniel, sin importar qué, y su amor prohibido la lleva a arder en llamas hasta morir. Sin embargo, esta vez es diferente y Luce está en peligro. Ella no se lo termina de creer y se marcha confundida y asustada. Ese mismo día, al llegar a su habitación, encuentra el libro de Los Vigilantes, el cual Penn y ella habían estado buscando. Le ojea y se da cuenta de que Daniel estaba siendo sincero con ella. Mientras, otra idea despierta en su interior. Debe encontrar a Daniel para decirle que le cree, y a Penn para agradecerle que encontrara el libro. En el camino se encuentra con la bibliotecaria, la señorita Sophia que acompaña a Luce al cementerio de Espada y Cruz desde dónde sale una extraña luz. Ángeles están luchando en su interior. Del bando de Satanás: Cam, Molly, Roland. Y del bando de Dios: Arriane, Gabbe. Daniel, que aún no ha elegido bando, lucha junto a ellos. La señorita Sophia, que lleva a Luce a salvo, es una traidora del bando de Satanás, una especie de humana inmortal. Asesina a Penn e intenta sacrificar a Luce con el propósito de que Daniel elija bando así. Luce es salvada por los ángeles una vez terminan su lucha y deciden ponerla a salvo llevándola a una improvisada cabaña en una isla. Esta vez, todo es diferente e irán a por ella.

«NADA EN EL MUNDO PODRÍA APAGAR LAS LLAMAS DEL AMOR...»


La vida de Luce está en manos de los ángeles de Espada y Cruz. Todos ellos, sin importar el bando, deciden llevar a cabo un pacto de dieciocho días en el que se aplican a terminar con aquellos que persiguen a Luce —principalmente Proscritos, una secta de ángeles cegados por la ira de Satanás que no son bien recibidos ni en el Cielo ni en el Infierno—. Cam y Daniel están de acuerdo en llevar a Luce a la Escuela de la Costa, dónde estará a salvo, pues se camufla entre los Nefilim que estudian allí.

Los directores, Francesca (un ángel del bando de Dios) y Steven (un ángel del bando de Satanás), la ayudan indirectamente a comprender quién es. Están casados y ella no entiende cómo ambo, que pertenecen a bandos tan opuestos, pueden tener una relación así. La enseñan que las sombras que ve se llaman Anunciadoras y muestran el pasado de quien las moldea. Con ayuda de sus nuevos amigos Nefilim, Miles y Shelby, visualiza algunas de sus antiguas vidas y momentos no tan antiguo de algunos de sus familiares en otras vidas. Gracias a Miles descubren que pueden viajar a través de ellas y los visitan sin mucho éxito.


El día de Acción de Gracias se acerca y Luce, de milagro, consigue marcharse a casa para celebrarlo con sus padres, los cuales aún creen que su hija continúa en el reformatorio. Estará plenamente vigilada pues continúa en peligro. A la cena van Shelby y Miles, reacios a quedarse en la Escuela de la Costa, Cam (del que ella desconfía), Gabbe, Arriane, Roland, Molly (la cual no le es de su agrado) y Daniel (con el que ha tenido varias disputas durante su estancia en la Escuela de la Costa). También la acompaña su mejor amiga, del internado de Dover, en el que ella estudiaba antes de ser enviada a Espada y Cruz. Tras la cena, los padres de Luce se marchan a pasear al perro y todo el patio se llena de Proscritos. Por la destreza de los ángeles y el poder de Miles, logran mantener a Luce a salvo y ella, en un arrebato de rabia e impotencia, decide iniciar un viaje por las Anunciadoras con el propósito de descubrir quién es realmente y destruir la maldición que recae sobre ella y su amado.

«EN CADA UNA DE LAS VIDAS TE VOY A ELEGIR. DEL MISMO MODO EN QUE TÚ SIEMPRE ME HAS ELEGIDO. PARA SIEMPRE...»
Daniel y algunos de los restantes ángeles (incluso los Nefilim) salen tras Luce una vez se adentra en la Anunciadora. 

Luce viaja por sus vidas pasadas, al principio sola, mas tarde acompañada de Bill, una gárgola que se le aparece en una Anunciadora. La ayuda a controlarlas mejor y a comprender su pasado, el por qué de su muerte y cómo poner fin a su maldición.


Daniel, tras ella, siempre se queda a unos pocos segundos de alcanzarla. Al mantener una breve conversación con algunos de sus yoes pasados, una idea le surge en la mente y comprende que no es Luce quien crea una laguna en la maldición que poseen, sino él.


Viaja hasta el principio de los tiempos, momentos ante de la Caída. Allí, los ángeles estaban reunidos, eligiendo con qué bando se quedarían. Los van nombrando de menor a mayor rango. Pasa un largo rato hasta que Daniel se alza ante todos y se rehusa a elegir a Dios o Lucifer; sin embargo, elige el amor, que según él, es lo único por lo que merece la pena luchar. Elige a Lucinda y siempre lo hará. Entonces, Lucifer los maldice y Dios le ayuda. El Daniel del futuro vuela junto a él y pide misericordia al Trono, que se la da tras considerar la propuesta que le hace.


Los ángeles caen de nuevo y se revela que Bill en realidad es Satanás. Apresa a Luce y se la lleva hasta la Caída, donde crea una Anunciadora gigante, que lleva al presente, en la que penetran los ángeles del pasado durante su Caída, con el propósito de hacer tabla rasa y poder convencer a los dos ángeles de alto rango que aún no han tomado partido. Allí, Daniel finalmente encuentra a Luce y se la lleva a la cabaña donde estuvo tras salir de Espada y Cruz.


Luce cuenta el malvado plan de Lucifer y todos comienzan a considerar cómo detenerle. De ellos depende que el mundo comience de nuevo.

«SOLO LA LUZ DE SU AMOR PODRÍA ILUMINAR LA OSCURIDAD DE TODO UN MUNDO...»
Luce regresa a casa, brevemente, para despedirse de sus padres, pues ellos creen que debe volver a Espada y Cruz. También creen que su hija ha estado enferma toda la noche en lugar de viajando por sus vidas pasadas. Una vez hecho esto, Daniel, Gabbe, Cam, Molly, Roland, Arriane y Annabelle emprenden la búsqueda de tres antiquísimas reliquias que los llevará al sitio donde tuvo lugar la Caída, ya que los propios ángeles no tienen conocimiento de ello.

En el libro que escribió Daniel, Los Vigilantes, vienen, más o menos, las instrucciones para hallarlas. Se dividen en tres grupos, pues la Caída duró nueve días y, si no lo realizan así, no lo conseguirán. Daniel y Luce viajan a Venecia, Roland, Arriane y Annabelle a Viena y Cam, Molly y Gabbe hacia Aviñón. Los primeros encuentran la reliquia casi sin complicaciones; en su viaje se alían con los Proscritos que lo ayudan a encontrar lo que buscan. Los segundos son secuestrados por la Balanza, unos ángeles de bajo rango del bando de Dios, llamados así por buscar el equilibrio de todo. Algunos Proscritos y Daniel y Luce, acuden en su ayuda y los salvan, logrando también obtener la reliquia que resulta ser la hermana de la señorita Sophia, Desi. El tercer grupo entra en combate con los Ancianos de Zhsmaelin, una secta a la que pertenece la señorita Sophia y a la que perteneció también Desi—, tras conseguir la tercera reliquia. Los Proscritos restante y, de nuevo los malditos, van a su rescate. La señorita Sophia muere ante la rabia de Cam tras asesinar a Gabbe y Molly que se sacrificaron por salvar a Luce. 


Seguido de esto, viajan al monte Sinaí y, en una amplia meseta, Desi, la segunda reliquia, lleva a cabo, con ayuda de lo ángeles, todos lo preparativos. Una vez todo listo, es sacrificada por Luce para que se revele el lugar de la Caída. Entonces, Desi mancha la frente de Luce con su sangre antes de morir y esta comienza a recordar. Una vez en Troya, el lugar de la Caída, Lucinda despierta: es el tercer ángel más importante de todos, se dice que el favorito de el Trono. Enamorada de Lucifer en primer lugar y luego asustada por el control y la autoridad que él poseía sobre ella, termina regalando su corazón a Daniel. Lucifer se revela ante Dios y se produce la votación en la que no todos eligieron bando. Allí, Daniel y ella escogen el amor ante todo y son condenados por ello.


Lucinda, al recuperar sus alas, se lanza al cielo de Troya en busca de Lucifer. Intenta persuadirle de que frene la Caída y deje el mundo como está. No es hasta que el propio Dios se aparece ante ellos y los lleva de nuevo a Troya que Lucifer cede. El Trono pregunta de nuevo a Lucinda y Daniel qué bando eligen y ellos siguen eligiendo el amor. Entonces, Dios les concede una única vida como mortales, una única oportunidad de enamorarse y vivir, sin tener recuerdos de nada que hallan vivido antes, cabiendo la posibilidad de que no se encuentren jamás. Ellos aceptan y Luce pide al Trono que los Proscritos vuelvan al Cielo. Dios le condece el deseo y Luce y Daniel se despiden de sus amigos para siempre, y de ellos mismos hasta que el destino los vuelva a unir.


Dieciocho años más tarde, Luce y Daniel se encuentran por primera y última vez.




Tengo tantas cosas que decir de estos libros que no sé por cuál comenzar. Empezaré hablando de la protagonista, que hasta el tercer libro se me hizo insoportable de leer. Era demasiado contradictoria y parada. Según va recuperando sus recuerdos, se me hace más llevadera y he de decir que al final del libro me encantó. Tenía una gran valentía y mucha fuerza; era muy sabia y sofisticada. Consiguió que la cogiera mucho cariño.

No voy a decir que los libros fueron ligeros de leer porque estaría mintiendo. Puede ser, en parte por Luce, en parte porque no te dan respuestas hasta las últimas cien páginas del cuarto libro. De esta manera la trama continuaba y los personajes hablaban de cosas que para mí no tenían ningún sentido. 


Los personajes son complejo, pero la autora no ha sabido plasmar sentimientos en los libros. No he llegado a meterme en la piel de ninguno y apenas he sentido emoción alguna mientras realizaba la lectura.


Cam y Arriane fueron los que más llamaron mi atención y, quizás, con los que más sentí sin contar a Daniel, un personaje diez, que era el sufrimiento personificado. Aún así, la autora no coloca a los personajes como son. Me costó meterme en el libro y en el papel de todos ellos, incluso de mis favoritos. Añado que la muerte de Gabbe y Molly no me dolieron apenas y eso que Gabbe me gustaba bastante. En cambio, la de Penn, en el primer libro, consiguió sacarme algo de emoción. Nada más.



El final me decepcionó. No diré que no me gustó, porque, de hecho, fue un bonito final para la historia, pero demasiado simple. Es un desenlace sencillo y franco para lo enrevesada que es la trama. Me hubiera gustado algo de más complejidad. No me agradó la forma en la que se frenó la Caída y a Lucifer —tanto lío para nada—, ni cómo el Trono no insistió en que Luce y Daniel tomaran un bando. Esperaba poder leer la guerra para la que se preparaban, me hubiera encantado ver a Satanás y al Trono luchando por el poder y sin embargo, todo quedó en equilibrio y paz. 

Quería un final que me dejara sin palabras para poder expresar lo que me causó y no hago nada más que encontrarlas para decir lo humilde que es.



Recomiendo los libros a todos aquellos a los que les guste leer sobre ángeles. Sería una trama extremadamente dramática si la autora expresara con total claridad los sentimientos de los personajes. A la historia no le falta el romance. Puede que sea en exceso para mi gusto. Quizás esta es otra causa de la pesadez que su lectura me causó varias veces. Sin embargo, hubo momentos en los que me sorprendió y agradó bastante. Tenía unas grandes expectativas en estos libros y no han llegado a ellas; no obstante, no puedo pronunciar que, a pesar de todo, estos libros no me han gustado, porque lo han hecho. De alguna manera he llegado a quererlos. La historia que cuentan me ha fascinado. 




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