¡Entrevistamos a Ricardo Gómez!



Anteriormente hemos hecho una crítica al libro Mujer mirando al mar de Ricardo Gómez. Ahora hemos conseguido una entrevista muy especial que queremos plasmar aquí para cualquiera que quiera saber más acerca de este escritor o quiera saber cómo y cuándo empezar a escribir.


¿Qué le hizo pasar de ser un profesor de matemáticas a un escritor y dedicarse plenamente a ello?

El deseo de escribir. Es decir, yo empecé a escribir cuando era profesor de matemáticas, cuando daba clase, pero en realidad mi mundo ha sido siempre literario, incluso antes de empezar a leer y a escribir. A veces cuento que tuve la suerte de tener un abuelo al que le gustaba contar historias y un par de maestros que me hicieron leer. Y además de esto, mi mundo infantil, como el mundo adolescente, eran también muy literarios, eran mundos en los que se mezclaban desde aventuras de El Capitán Trueno y sus luchas con espadas hasta las historias de Julio Verne llegando a la luna o 2001: Una odisea del espacio, y al mismo tiempo se iba a jugar al futbolín a escondidas.


¿De pequeño quería escribir o dedicarse a las matemáticas?

De pequeño no quería escribir ni tampoco dedicarme ni estudiar matemáticas. La verdad es que uno es pequeño durante mucho tiempo, el ser pequeño no es una foto, es un vídeo largo. Cuando era pequeño lo que quería era ser astronauta porque tened en cuenta, y volvemos otra vez al mundo literario, cuando se fue a la luna yo tenía 15 años y en esa época y dentro del mundo literario se hablaba mucho de los viajes a la luna, del futuro de los astronautas, qué comían los astronautas, cómo hacían pis en la nave... entonces, muchos de los chicos de mi edad queríamos ser astronautas. Yo no pensé nunca en escribir y en dedicarme a escribir, luego lo de la afición por la literatura más formal o por las matemáticas aparece mas tarde, cuando era adolescente.


¿Alguna vez llegaste a pensar que ser escritor no le iba a llevar a nada?

Ser escritor es asumir que llevas a la espalda una mochila llena de dudas. Cuando decidí escribir no pensaba en ser escritor, yo empecé a escribir a mis 44 años, comencé a escribir cuentos, contar alguna historia y, además, quería contar alguna historia emulando la forma de algún escritor que yo admiraba. Poco a poco me di cuenta de que la escritura me gustaba, y también vi con sorpresa como algunos de esos cuentos se publicó. Cuando se publicó, teniendo en cuenta que quería escribir, también escribí una novela que se publicó y luego un nuevo libro que también se publicó, y cuando yo tomé la decisión de escribir ya había publicado algún libro. No digo que la decisión no la tomara sobre seguro, pero sabía que escribir significaba ese riesgo: cuando uno está empezando a escribir no sabe si va a terminar la historia, cuando termina la historia no sabe si se va a publicar y cuando la publica tampoco sabe si esa historia se va a vender y si uno va a poder vivir o por lo menos se va a poder comprar un bocadillo de jamón y queso a fin de mes, o sea, hay muchas dudas siempre que se escribe.


¿Recomendaría a alguien seguir sus pasos de escribir y dedicarse a ello?

Si uno tiene el deseo de escribir yo invito a que se escriba ya, sin miedo, también invito a escribir sin el propósito de convertirlo necesariamente una novela o en un cuento porque escribir va más allá de eso. La escritura es siempre un aprendizaje, es decir, uno no puede pretender escribir y saber escribir sobre todo cuando es joven. Hay casos en los que hay escritores jóvenes que son muy buenos, y podríamos poner el ejemplo de Susan Hinton, que con 16 años es la escribió Rebeldes, que es más o menos la edad que tenía Mary Selley cuando escribió Franksentein, con 18, pero esos son casos son muy excepcionales. Dedicarse a escribir es otra cosa distinta de escribir, y sobre todo en este tiempo en el que por desgracia se lee poco. Lo que siempre aconsejo es escribir, y escribir, si es posible, con pasión y con deseo de escribir, luego ya lo de dedicarse a escribir es otra cosa ya que depende de tener suerte porque hay escritores que nosotros conocemos como muy famosos que no han vivido de la escritura, igual que hay gente que vive de vender libros y no es escritor. Pero si alguien se me acerca y dice que quiere escribir yo le digo empieza a escribir ya, no tengas miedo, no te cortes, no esperas a nada, empieza a escribir, pero con esa conciencia de que uno está aprendiendo a escribir siempre.


¿Le costó mucho que aceptaran tus libros en las editoriales?

Como ya era mayorcito y sabía como funcionaba este mundo cuando empece a escribir no mandé ninguno de mis originales a las editoriales porque sabía que me iban a decir que no o iban a demorar la respuesta. Lo que hice fue utilizar un atajo que fue la de presentar algunos cuentos o libros a algún concurso, y los primeros cuentos y libros los publiqué después de que ganaran algún premio algunos premios importantes y otros más secundarios. Cuando ya tenía publicados algunos libros es cuando los editores te empiezan a tomar un poco en serio, pero ir de cara a un editor con un libro hoy en día es muy complicado. Yo utilicé ese atajo, luego ya a medida que fui publicando y obteniendo algún premio la cosa va mas rodada, ya uno tiene un nombre y le buscan por ahí.


Con respecto a Mujer mirando al mar, ¿por qué la estructura del libro es así?

Esa estructura tiene que ver con el propio descubrimiento que se produce en el libro. Para mí el tema de una novela, e incluso los protagonistas, está ligado a la forma, el cómo se escribe, el cómo se cuenta la historia. El protagonista, es decir, el hilo conductor de la historia, encuentra un poema y ese poema lo tiene que leer y desvelar, va avanzando poco a poco a medida que va descubriendo la historia. El primero se sorprende por unos versos, no por el poema completo, y a medida que va leyendo va encontrando distintas partes de la historia o características del personaje de la historia. Se va mezclando, por un lado, una ficción sobre otra ficción y al mismo tiempo este proceso de descubrimiento va alternando los capítulos porque esto es un proceso de descubrimiento del libro.



¿Por qué Elena no dijo la verdad en el juicio?

La historia sería totalmente distinta. Si Elena en el tribunal termina de confesar que no ha matado a Pablo, y que ha fingido su muerte ante la Guardia Civil, por un lado pone en riesgo a Pablo, a quien seguirán buscando porque le están persiguiendo, y por otro lado se pone en riesgo a sí misma. Si ella hubiera admitido que al principio lo que ocurrió fue una trampa a ella la hubieran condenado a la misma pena que a Pablo, entonces tiene que mantener la mentira durante todo el tiempo. Si se hubiera producido ese cambio, como resultado de un interrogatorio, si Elena hubiera confesado que Pablo seguía vivo el resultado hubiera sido una condena a muerte de Pablo e incluso de sí misma.


¿Se ha arrepentido de algo que ha puesto en el libro?

Ni me he arrepentido, ni me he dado la oportunidad de arrepentirme, porque cuando uno escribe un libro y lo lleva a publicar se supone que lo ha pensado, lo ha leído, lo ha releído, lo ha meditado antes de que se publique y ya está hecho. Pero, es que esa duda ni siquiera me la he planteado, este libro está allí con sus errores y sus aciertos. A lo mejor uno podría decir que podría cambiar tal cosa, pero ni siquiera tengo intención, no lo hago con ninguno de mis libros. Otra cosa es arrepentirse, que sí se puede hacer, uno puede tener arrepentimientos de un libro que ha escrito y publicado, pero no es el caso de esta historia, esta historia por lo que recuerdo y por lo que veo cuando me encuentro con lectores creo que sigue funcionando con sus vicios y con sus maluras.


¿Por cuál libro quiere que le recuerden?

Uno próximo, espero que mi próximo libro sea mejor que los anteriores. Es a lo que aspira un escritor, un escritor lo que espera es que el próximo libro que esté escribiendo sea muy superior a todo lo que ha escrito. Espero que mi próximo libro sea por el libro por el que me recuerden y por el que digan que todo lo anterior sirvió para que escribiera ese.

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